“Zonas de seguridad en Siria salvarán las vidas y nuestra humanidad”

Buscar vías para crear zonas de resguardo en Siria es más significativo política y moralmente en comparación con suplicar al delincuente régimen de Asad por una tregua o por la paz

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“Zonas de seguridad en Siria salvarán las vidas y nuestra humanidad”

 

 

Ibrahim Kalın – Portavoz de la Presidencia de la República de Turquía

Mientras Alepo sigue ardiendo, el mundo sigue observando. Como siempre, el llamamiento hecho por Turquía para la creación de zonas de resguardo en Siria es urgente y de emergencia. La pasividad del público internacional podría propiciar la barbarie del régimen de Asad, propagaría la amenaza del DAESH y desembocaría en la muerte de más inocentes.

Cientos de personas han muerto en los ataques aéreas de las fuerzas de Asad desde que zozobrara el alto el fuego propuesto por EEUU y Rusia, el pasado 9 de septiembre. Sólo el 25 de septiembre, murieron 60 mujeres y niños en Alepo. Esta histórica ciudad, que es el símbolo de la cultura y arte, presenció algunos de los ataques aéreos más graves desde 2011 cuando inició la guerra civil en Siria.

Es obvio que el régimen de Asad quiere destruir una parte de los habitantes y de la ciudad de Alepo para eliminar uno de los baluartes de los opositores. Es un régimen que probó su capacidad de atrocidades y matanzas hasta llegar a niveles de genocidio reiteradas veces. Este régimen siempre ha usado para sus propios intereses cada intento de tregua y consenso político para ganar tiempo y sembrar el miedo. Cada día está quemando Alepo con bombas de barril y ataques aéreos con el refuerzo de Rusia, Irán, Hezbolá y otras milicias. Hasta los convoyes de ayuda de la ONU recibieron su parte de esta masacre. El régimen ha humillado sin vergüenza al público internacional haciendo todo esto cuando se celebraba la 71ª Asamblea General de la ONU.

Como he dicho anteriormente, la resolución 2254 del CS de la ONU (18 de diciembre de 2015) tendría que fijar un nuevo marco y un tiempo definitivo para poner fin a la guerra y formar una transición política hacia un gobierno inclusivo legal y democrático y para enviar la ayuda humanitaria. Además, esta resolución debería haber ayudado a la lucha contra el DAESH.

El Acuerdo de Múnich para “poner fin a las hostilidades” aprobado el 11 de febrero debería preparar las negociaciones de la ONU en Ginebra. Pero, de una manera nada sorprendente el régimen aprovechó estas negociaciones – violando todos los acuerdos – para obtener un avance. Como lo confirman autorizados de la ONU, Asad está violando sistemáticamente la resolución 2254, el Acuerdo de Múnich y el acuerdo del 9 de septiembre. El régimen bombardeó las zonas civiles controladas por opositores en Latakia e Idlib, mató a cientos de civiles y no autorizó la ayuda humanitaria para los necesitados.

No tiene sentido otorgar cualquier otra “excusa de paz” para el régimen de Asad. La pandilla criminal en Alepo no se interesa por la paz ni por una transición política. Ni puede tolerar que se traslade la ayuda humanitaria a los civiles. Es una tontería esperar que un monstruo se comporte con merced.

Sea lo que sea el resultado militar de este conflicto, la comunidad internacional debe ponerse en marcha para proteger a los civiles en Alepo y el resto del país. La mejor manera de hacerlo es formar zonas de protección para los civiles.

Lo que nos ha enseñado el último lustro de esta guerra inclemente es que la creación de zonas de seguridad es la única opción asequible para frenar las masacres masivas irrazonables, la destrucción de las ciudades y el flujo de miles de refugiados hacia Turquía y otros países.

Las zonas de resguardo permitirán que los civiles estén protegidos de los asesinatos indiscriminados de Asad y DAESH, los monstruos hermanos de la guerra en Siria. Ayudará a que se reduzca el número de refugiados y que se garantice lugar para personas expatriadas en el país. Asegurará la posibilidad de regular las labores de ayuda humanitaria para la ONU y otros órganos. Además, estas zonas expondrán que el pueblo sirio no está solo y que el público internacional está allí para su protección. La situación será para el bien de EEUU y Europa.

No es un objetivo imposible. El costo político y militar de la creación de zonas seguras, si lo hay, sería una gota en el balde de agua si lo comparáramos con el dolor de los sirios y los fracasos del proceso político de los últimos cinco años.

Las seudo-dificultades alegadas en la creación y continuidad de las zonas de seguridad en Siria parecen que son meras excusas que preocupaciones verdaderas. El combate al DAESH no era menos arriesgado en términos militares.

Los logros de las zonas de seguridad serían colosales; protegerá a civiles, forzará a Asad a sentarse a la mesa y reducir el número de refugiados. Reforzará a los opositores moderados de Siria frente al régimen y al DAESH y garantizará el equilibrio hasta cierto nivel.

Buscar vías para crear zonas de resguardo en Siria es más significativo política y moralmente en comparación con suplicar al delincuente régimen de Asad por una tregua o por la paz. La comunidad internacional tiene los medios para hacerlo realidad. Pero, de una forma triste y vergonzosa carecen de voluntad política y visión ética. Esta vergüenza moral más grande de nuestra era no se podría tolerar más si prestamos atención a que nuestra humanidad está muriendo con el pueblo de Siria.



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