¿Qué espera Turquía a los Estados Unidos?

El artículo del portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalın, publicado en el periódico Daily Sabah

912522
¿Qué espera Turquía a los Estados Unidos?

La relación de décadas entre Turquía y EEUU se verá dañada irreparablemente a menos que Washington tome medidas con respecto al PKK, sus ramificaciones en Siria y la Organización Terrorista Fetullahista (FETÖ).

Las recientes reuniones entre los autorizados turcos y estadounidenses deben convertirse en una oportunidad para superar la crisis de confianza, una crisis que surgió como resultado de la política estadounidense de apoyar al YPG, el brazo armado del PYD, la extensión del PKK en Siria, y su inacción sobre la red de la Organización Terrorista Fetullahista (FETÖ) en EEUU.

La Operación Rama de Olivo iniciada por Turquía contra la red terrorista YPG en Afrin continúa según lo planeado en su cuarta semana. El objetivo de esta operación es despejar el norte de Siria de todos los elementos terroristas, incluidos DAESH, PKK, PYD, YPG, Al Qaeda y otros. La meta de todas las partes interesadas involucradas en la guerra siria que continúa desde hace siete años debería ser eliminar al país de todas las amenazas terroristas, mantener a Siria unida y ayudar al proceso de transición política para un gobierno legítimo e inclusivo.

Todos los países dicen que están de acuerdo con estos objetivos. Pero, sus acciones en el terreno cuentan una historia diferente. La administración estadounidense, desde la presidencia de Barack Obama, ha dicho que una vez que se elimine la amenaza DAESH, ya no apoyarán al YPG. Ahora, bajo la presión de Ankara, también dicen que comenzarían a desvincularse de la rama siria del PKK. Renombrar el YPG como las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) no ha engañado a nadie. De hecho, los servicios de inteligencia de los EE.UU. califican el YPG como la fuerza armada del PKK en Siria.

La prioridad y expectativa de Ankara es que los Estados Unidos dejen de entrenar y suministrar armas a un grupo terrorista que ha librado una guerra sangrienta contra Turquía en los últimos 30 años. El público turco está enojado y justificadamente hace la simple pregunta de cómo un aliado de la OTAN puede apoyar a nuestro enemigo. Nunca hubo ninguna justificación para empoderar al YPG en Siria en nombre de la lucha contra el DAESH. Este objetivo podría haberse logrado por otros medios. La administración de Obama cometió un error estratégico y la administración del presidente Donald Trump continúa en este camino equivocado. Es hora de cambiar el rumbo y trabajar con aliados en lugar de grupos terroristas.

La prioridad de Turquía es poner fin a la sangrienta guerra de siete años y producir solución para una transición política que conduzca al establecimiento de una Siria libre, estable, pacífica y próspera. Si bien, esto no se puede lograr si los países involucrados comienzan otra guerra de poder en el Levante. Desafortunadamente, esto parece ser lo que está sucediendo en este momento. El problema para los EEUU ya no es derrotar al DAESH o mantener a Bashar Al Assad en el poder para Irán, sino más bien tomar el control de las posiciones geopolíticas en Siria. Los autorizados estadounidenses no ocultan el hecho de que permanecerán en Siria en el futuro previsible como una fuerza compensatoria contra Irán. De esta manera, los territorios sirios se están convirtiendo en una escena de guerra de poder entre los EEUU, Israel y algunos países del Golfo, por un lado, e Irán, Rusia y Hezbolá, por otro lado. Esto no augura nada bueno para nadie. No habrá ganadores en esta demostración de poder.

El apoyo de EEUU al YPG ha creado una grave crisis de confianza. Agregue a esto la inacción hasta ahora con respecto a la red de ña Organización Terrorista Fetullahista (FETÖ) en los Estados Unidos. Ni la administración de Obama ni la de Trump han entendido cuán serias son estas dos amenazas para Turquía. Es posible que consideren la relación de EEUU con el YPG como "temporal, transaccional y táctica", pero representa una amenaza de seguridad estratégica para Turquía porque todo el apoyo dado a este grupo refuerza al PKK.

Turquía ha sido parte de la coalición internacional que lucha contra el DAESH y ha eliminado a miles de terroristas del DAESH. En consecuencia, el problema no es la lucha contra el DAESH, que Ankara apoya por completo, sino el hecho de que los EEUU ha preferido trabajar con los jugadores equivocados en el terreno. Esto no puede continuar así. Esperamos que las recientes reuniones con los autorizados turcos hayan ayudado a los estadounidenses a comprender la seriedad del asunto.

Lo mismo ocurre con la FETÖ, donde una vez más, ni la administración de Obama ni la de Trump han tomado medidas para abordar las legítimas preocupaciones de seguridad de Ankara. Los miembros de la FETÖ, incluido su líder, circulan libremente en los EEUU, aunque hay acusaciones judiciales y órdenes de arresto contra ellos. EEUU no puede justificar esto en nombre de la independencia judicial. Ankara nunca ha pedido al gobierno estadounidense que haga algo ilícito. Solo ha solicitado extradición, detención y / o arresto basado en acuerdos entre los dos países. Si nada más, los autorizados de EEUU necesitan entender que los agentes de la FETÖ están haciendo todo lo posible para socavar a las relaciones turco-americanas. Tienen que poner fin a esto.

Para superar esta crisis de confianza, la administración estadounidense ha de tomar medidas tanto con respecto al YPG como a la FETÖ. De lo contrario, una relación y alianza de décadas se dañarán irreparablemente. Las recientes reuniones deberían producir resultados concretos sobre el terreno.

Estados Unidos debe entrar en el proceso de desvinculación del PYD/YPG y expulsar estas organizaciones de Manbij y enviarlas al este del Éufrates. Turquía y las fuerzas estadounidenses pueden asegurar la seguridad de la región de Manbij en coordinación con la población local. Este modelo ya funciona en la zona Yarábulus y Al Ray, despejada del DAESH con la Operación Escudo Éufrates de Turquía, que no cuenta con fuerzas del DAESH, ni del PYD/YPG, ni del régimen. Lo mismo puede realizar fácilmente también en Manbij. Esto es lo que Turquía busca lograr en Afrin con la Operación Rama de Olivo.

Turquía no tiene problemas con los kurdos de Siria, siempre y cuando no sean parte de la red PKK. De hecho, hay cientos de miles de kurdos que rechazan la anticuada ideología marxista-leninista y las tácticas terroristas del PKK. Los representantes legítimos de los kurdos sirios deben tener prioridad para construir una Siria inclusiva y democrática.

Hay mucho que ganar de una asociación constructiva en numerosos asuntos bilaterales y regionales, pero esto solo puede suceder cuando la administración de los Estados Unidos esté consciente de la seriedad de los problemas del PKK, YPG y FETÖ para la seguridad nacional de Turquía.

 

 

 



Noticias relacionadas