La Era de Caos Contagioso

¿La molestia global vivida ahora es la señal de una avería dentro del sistema o todo el sistema está erróneo desde el principio hasta al final?

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La Era de Caos Contagioso

La sabiduría colectiva y la virtud son soluciones únicas que ayudarán al mundo para el mejoramiento de las crisis de hoy, el motivo básico de esta era de caos que influye a todo y a todo el mundo sin considerar qué es o quién es.

¿La molestia global vivida ahora es la señal de una avería dentro del sistema o todo el sistema está erróneo desde el principio hasta al final? Los optimistas pueden preferir la primera respuesta y alegar que el sistema global actual puede producir paz, estabilidad y bienestar para todo el mundo. Pero, la cuestión está en más profundidad.

La situación actual de caos en que está ahora el mundo es contagiosa. Mientras influye a todo y a todo el mundo, se mueve de un país al otro y de una zona a la otra. El mundo se convirtió tan independiente uno al otro que, no importa donde ocurra, no se puede alegar que tiene la inmunidad contra las crisis de la era que influyen.

La cosa que comprometió la iluminación vino a cambio de un coste alto. La colonización de Europa, el deterioro de los vínculos sociales y políticos tradicionales vividos en el mundo musulmán y en muchos lugares de África y Sudeste de Asia, dos guerras “mundiales” (en realidad eran más guerras de Europa”, el período de la guerra fría y el después. Se crece cada vez más el abismo entre el rico y el pobre y por esta razón se profundizan los sentimientos de la falta de confianza y la desesperanza entre centenares de millones de humanos que viven en lo más bajo en el mundo. El capitalismo continúa renovando a si mismo en cada oportunidad con los altos costes que se facturan a los pobres del mundo y el ambiente natural. El capitalismo se alimenta de la fuerza laboral barata y la sigue en donde sea o sea a África y al Sudeste de Asia.

La globalización había comprometido la redefinición y la regulación de todas las cosas en general del mundo: la historia, memoria, sociedad, política, comunicación, educación, religión, creencias, arte y otros. Era esto a la que se sentía gran esperanza: Las fronteras duras y determinadas de las identidades individuales y sociales, que todo el mundo iba a vivir casi vidas parecidas, un mundo que sentiría y creería, se cambiaría con el sentimiento de su ciudadanía. Francis Fukuyama había encontrado un nombre para esto: el fin de la historia.

No vino la final de la historia. Cuando se toman en cuenta los caos mostrados ante los ojos de la era que vivimos, sería la vía más racional para todos nosotros abstenerse más posible que sea de las aproximaciones “a posteriori”. En vez de esto debemos concentrarse en los caminos mejores de terminar la injusticia y la desigualdad y aprovechar de los valores como la razón, la sabiduría y la virtud.

El primer principio que haremos la observación es la dependencia mutua del sistema mundial actual uno al otro. Esto significa esto; ningún actor puede alegar que obtuvo victoria a través de los combates que dañan a si mismo y que originará destruir a todos nosotros. Por esta razón, la definición y defender de su interés a costo de otros por parte del individuo es erróneo por el aspecto ético y una actitud que impide a si mismo. La sabiduría y la justicia no solamente son virtudes morales e intelectuales. Si una persona es sabia, sabe que estos también son obligaciones políticas.

Los asuntos de la justicia global y la igualdad no son solamente los problemas de los países pobres y que dan lucha. Al contrario, estos problemas esperan solución en los países más ricos y fuertes del mundo. Esto es el motivo; El abismo existen entre las fuerzas y el desequilibrio son herencias del colonialismo formado en los últimos siglos pasados y ante que todo los que crearon esta situación a medida que no tomen la responsabilidad de lo que originaron, no se puede superar esta herencia. La realidad que el capitalismo necesita la fuerza laboral barata no puede legitimizar explotar a los humanos como las máquinas que no tienen espíritus.

En el frente político, hoy las guerras subsidiarias vividas en Oriente Medio, África y otros lugares no traerán paz, estabilidad y bienestar a nadie. Solamente creará una gran pobreza, profundizará el sentimiento de rencor y facilitara el trabajo de las organizaciones extremistas, a favor de la violencia que utilizan toda la oportunidad posible para dañar la paz y la estabilidad. La lucha antiterrorista requiere un intento coordinado pero lo más importante esta lucha tiene que ser sincera y honesta. El caos creado por el terrorismo también es contagioso.

Por último, hemos llegado a lo problemas grandes que contienen identidad, auto-percepción y la opinión. Los humanos, como la pieza de sus vínculos con el mundo obtienen una auto-percepción y una opinión sobre otros. El actual caos contagioso y la situación de la falta de confianza no cambiaron esta realidad pero la convirtió. Hoy nosotros vivimos simultáneamente los procesos de urbanización sin fundamento, nativismo, globalización, establecer red social y el individualismo extremista. Esto quizás es uno de los aspectos más difíciles de nuestra era: Vivimos muy intensamente y complicadamente estos pensamientos y sensibilidades que se contradicen uno al otro, aún tanto que nadie sabe qué tipo de camino seguirá en el caos formado de esta falta de confianza, situación de no poder prever y la desesperanza. Los postulados populistas, xenófobos y racistas convocan a los sentimientos equivocados de los humanos y los políticos con estrecho de miras abusan estos sentimientos.

Los últimos veinte años de la globalización sin dudad mostraron que no serán quitados los asuntos de identidad, fidelidad, memoria colectiva, la pertenencia cultural-religiosa. Y además no hay ningún motivo para que se supriman. Al contrario, pueden ser recursos de la sabiduría colectiva y la fortaleza contra el atentado voluminoso del “caos contagioso” que despedaza el mundo.

 



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