Alepo es una vergüenza del mundo

“Ninguna foto, ningún vídeo bastan para revelar el sufrimiento de Alepo, no bastan para causar que el mundo haga lo correcto”

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Alepo es una vergüenza del mundo

El acuerdo de alto el fuego preparado entre Turquía y Rusia cuelga de un hilo. El acuerdo es probablemente la última esperanza de miles de mujeres y niños que suponen una caza fácil para las bombas de barril o los milicianos que son franco tiradores.

El mundo debería estar sacudido profundamente por la caída de Alepo, una ciudad de 5.000 años, y la destrucción cruel de ella por parte del régimen de Asad. Pero lo que pasa es que las imágenes divulgadas a través de las redes sociales que manifiestan el sufrimiento de estas personas fueron ignoradas y nuestro mundo, supuestamente civilizado, una vez más se perdió en las profundidades de la desmoralización, barbaridad y vergüenza.

Emine Secerovic Kasli es una de las personas que presenció el silenció ensordecedor del mundo ante esta atrocidad que suceden en Alepo. Ella es alguien que consiguió sobrevivir la Guerra de Bosnia cuando tenía 8 o 9 años. Se acuerda de que cuando se vivían estos momentos negros de la historia siempre pensaba lo siguiente: si el mundo supiera a lo que están sometidas estas personas, seguro que nos estaría ayudando.

Ahora, el mundo sabe lo que está pasando en las calles de Alepo pero nadie hace nada para parar este genocidio, son “muy ingenuos”, afirma Emine. Mientras estoy escribiendo estas frases los autobuses de evacuación están entrando y saliendo de Alepo. Por un laso los hacen esperar, sufren ataques o se los dejan allí en la oscuridad. Lo único que es seguro es que la masacre de Alepo será recordado en la historia como un monumento de vergüenza igual que fue el caso con el holocausto y las masacres de Srebrenica y Ruanda.

Hace un año emergió una esperanza cuando movilizaron al mundo las imágenes del cuerpo sin vida del niño sirio Aylan en la costa del Mar Egeo en Turquía. Se pensaba que las personas poderosas y ricas de Europa y EEUU podría intervenir para poner un fin  al sufrimiento de los refugiados sirios y miles de personas desplazadas en Siria.

Una esperanza parecida nació cuando se publicaron en las redes sociales las imágenes del niño sirio, Omran Daqueesh, al quien se vio e un modo tan tranquilo que asustaba, teniendo la cara manchada con sangre y cenizas.

Pero la simpatía y compasión desgraciadamente no dura mucho en sociedades modernas y también los estados están sufriendo de poco personal, cuando se trata de un tema así, o de un corazón insensible.

Parece que ninguna foto, ningún video o ninguna prueba que revela el dolor sentido por una persona, no basta para hacer que el mundo haga lo correcto.

Por un lado intentamos asumir el coste psicológico y ético de esta guerra horrible, y por otro lado tenemos que manejar las justificaciones desalmadas de la política real.

El acuerdo de alto el fuego preparado por Turquía y Rusia se logró después de intensivas negociaciones que duraron semanas y en la que estaban involucradas varias partes. El propósito fue, y lo sigue siendo, trasladar al pueblo de Alepo, que sufre de fuertes bombardeos, a las zonas seguras de Idlib cerca de la frontera turca. Hasta el momento más de 40.000 personas fueron evacuadas pero otras miles están esperando todavía para abandonar la zona. El Coité Internacional de la Cruz Roja, la Presidencia de la Administración de Desastres y Estado s de Emergencia de Turquía (AFAD),la Medialuna Roja, la Asociación de Ayuda Humanitaria (IHH) y otras organizaciones no gubernamentales trabajan día y noche para hacer llegar alimentos, ropa y materiales médicas a los centenares de miles de sirios en Idlib.

El acuerdo del alto el fuego sigue siendo un proceso frágil acompañado por múltiples dinámicas en el campo. El régimen de Asad, alentado por la victoria en Alepo del Oeste, y los grupos opositores y los grupos de milicia apoyados por Irán pueden querer tomar venganza. Y esto lo pueden hacer saboteando el acuerdo de tregua y el proceso de evacuación.  

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, conversó varias veces con el presidente ruso, Vladimir Putin, para asegurar la evacuación de las personas en Alepo sin que se produzcan nuevas muertes y barbaridades.

La ONU, por su parte, sigue siendo incapaz ante la tragedia humana vergonzosa que se pone de manifiesto en Alepo. Ya nadie está esperando nada de las decisiones y declaraciones de esta organización internacional que no pueden impedir nada o que pueden parar el sufrimiento vivido. Las personas esperan al menos ver el mínimo entendimiento humano en el que se representa como la unión de las naciones. Pero ni esto se concede al pueblo de Alepo que muere en agonía.

Si la ONU y el Consejo de Seguridad llegan a preguntarse cómo los sucesos en Alepo llegaron a tales puntos, tienen que mirar al pasado y considerar los que hicieron desde 2012 con el propósito de parar esta Guerra de Desgaste: no hicieron nada.

Se ignoraron los llamados de Turquía para formar zonas de seguridad. La administración de Obama toleró sus propias líneas Rojas ante las armas químicas y el uso de otros tipos de instrumentos de guerra. En vez de culpar a los demás y estar en luto, al menos podría hacer algo ahora para reducir la crueldad aplicada por el régimen de Asad y cumplir con la palabra dada a los opositores sirios. Pero en lugar de esto, mientras la “diplomacia” no hace nada para salvar a las mujeres y niños en Alepo y Siria, permite que el régimen y sus aliados ganen tiempo y convierten en una ventaja el curso de la guerra.  

La política de apoyo al Partido de la Unión Democrática, ramificación en Siria del PKK, que aplica EEUU siendo dirigido de manera errónea, solamente causó que se alentara más esta banda terrorista y que se rompan las relaciones entre Turquía y EEUU.

Hace dos años, el 18 de noviembre de 2014, había escrito esto: “Es solamente una cuestión de tiempo el hecho de que la segunda ciudad más grande de Siria, Alepo, pase a manos del régimen de Asad. Mientras la coalición liderada por EEUU continúa bombardeando los blancos del DAESH, el Señor Asad sigue sus ataques cruentos contra Alepo. En los pasados dos meses el régimen de Asad intensificó sus ataques contra la ciudad, extendió el control sobre la ciudad sea por el aire o sea por la tierra y empujó a los rebeldes sirios al norte. Hacen falta acciones concretas en el campo antes de que la caída de Alepo se convierta en otra mancha oscura. Si se permite que caiga Alepo, esto significará la pérdida de cualquier esperanza guardada para el futuro de la humanidad en Siria”.

Parece que esta esperanza la perdimos ya hace mucho.

 

(Artículo de Ibrahim Kalın, Daily Sabah, 20.12.2016)



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