Resistencia desesperada de los palestinos a la sombra de la ocupación israelí

Las Brigadas Al-Qassam afiliadas a Hamás y otros grupos palestinos estacionados en Gaza lanzaron una importante operación militar contra Israel llamada “Diluvio de Al-Aqsa”. Después de una larga preparación, las estructuras de resistencia armada rompieron el bloqueo en Gaza con un ataque sorpresa, capturaron bases israelíes en la región y también atacaron a los colonos israelíes. Después de recuperarse del shock inicial, Israel lanzó intensos bombardeos aéreos contra Gaza. Los preparativos del Ejército israelí para una operación terrestre en la región y sus enfrentamientos ocasionales con Hezbolá en la frontera entre el Líbano e Israel también conllevan el riesgo de abrir la puerta a una guerra importante en la región.

Las Brigadas Ez-zeddin Al-Qassam, el brazo armado de Hamás, y las estructuras de resistencia palestina con base en Gaza, actuando junto a él, lanzaron un ataque masivo en un momento que la inteligencia y el Ejército israelíes no esperaban. Como puede verse, los grupos palestinos llevan mucho tiempo preparándose en secreto para esta operación y han reforzado sus capacidades técnicas. En los vídeos publicados se ve que Qassam y otros grupos capturaron simultáneamente 4 bases militares israelíes ubicadas alrededor de Gaza, utilizando elementos como drones y paramadores. Además, cientos de combatientes palestinos se infiltraron en los asentamientos israelíes en la región y lograron capturarlos en gran medida, y luego tomaron cautivos a soldados y colonos, que se cree que son unos 200, y los llevaron a Gaza. Mientras el ejército y la inteligencia israelíes sufrieron una gran debilidad, las pérdidas crearon un efecto de conmoción dentro de Israel. Si bien el ejército israelí no pudo controlar un área de casi el doble del tamaño de Gaza durante 48 horas, inició intensos bombardeos sobre Gaza después de las primeras intervenciones. Y hicieron absoluto el bloqueo ya existente en Gaza, cortaron la electricidad y el agua de la región. Los funcionarios políticos y militares israelíes hacen declaraciones muy duras, y, además, enfatizan los preparativos para una operación terrestre. Israel ha cometido claramente un crimen de guerra y ha impuesto un castigo colectivo en Gaza, donde viven aproximadamente 2 millones de personas. Mientras las arterias vitales de la ciudad son cortadas, los bombardeos no distinguen entre militares y civiles. Hasta el momento, más de mil habitantes de Gaza han perdido la vida. Las Brigadas de Al-Qassam están tratando de responder a Israel con disparos de misiles e infiltración ocasional a través de túneles.

También han experimentado conflictos esporádicos en la frontera norte de Israel con el Líbano, y Hezbolá y el ejército israelí se disparan no muy lejos. Pero es sólo cuestión de tiempo la escalada de este compromiso mutuo. Especialmente si el ejército israelí lanza una operación terrestre contra Gaza, abrir el Frente Libanés e incluir el eje Siria/Golán es uno de los escenarios posibles. Teniendo en cuenta que Estados Unidos ha comenzado a desplegar portaaviones en la región, las cosas pueden de repente salirse de control. Israel enfatiza que Irán está detrás de este ataque en su contra. Y lo cual es un hecho conocido: Irán ha brindado un importante apoyo militar a Hamás en los últimos años, y hay acusaciones de que Irán ha tomado tal paso para impedir la normalización árabe-israelí en la región. Sin embargo, en esta coyuntura no debemos olvidar un hecho más allá de los movimientos geopolíticos.

Los palestinos han estado bajo ocupación israelí durante más de 75 años, sus tierras han sido robadas, han sido masacrados y han convertidos en refugiados. Las potencias occidentales apoyan incondicionalmente a Israel. Especialmente ahora, el gabinete y las prácticas de Netanyahu, que es un gobierno de extrema derecha/sionista, han quebrado aún más la esperanza de los palestinos y los están empujando a resistir desesperadamente militarmente. Y el único país que echa una mano en esto es Irán. El mundo debería centrarse en una solución de dos Estados que garantice los derechos de los palestinos. Nunca será posible lograr la estabilidad en la región sin establecer un Estado palestino soberano con su integridad territorial, con Jerusalén como su capital.