Química o no químicamente, muere Siria

Siria muere ''mientras el mundo la observa''. A través de las armas químicas y convencionales utilizadas por el régimen de Asad, no solo mueren las mujeres y los niños de Siria, muere nuestra humanidad

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Química o no químicamente, muere Siria

El artículo del portavoz presidencial el señor Ibrahim Kalın, publicado en Daily Sabah en inglés, el 11 de abril de 2017

El presidente estadounidense de aquel entonces, Barack Obama, el 4 de diciembre de 2012 mientras discursaba en la Universidad de Defensa Nacional en Washington, dijo lo siguiente: ‘Desearía expresar claramente lo siguiente a Asad y los que están bajo su mando – el mundo les ve y observa’. Así fue una advertencia hecha en contra de la probabilidad del uso de armas químicas por parte del régimen de Asad. El ataque fue perpetrado el 21 de agosto de 2013. El ataque que tomó como blanco a Ghouta en las proximidades de Damasco, mató al menos a 1500 personas entre ellas las mujeres y los niños. Un lustro después, Asad ya mató más personas que un cualquier criminal en la historia cercana. Asad lo hizo utilizando las armas químicas y convencionales mientras ‘todo el mundo observa lo que ocurrió’.

 El ataque perpetrado químicamente el 4 de abril de 2017 en Jan Sheyhun, fue la última etapa de las políticas de genocidio mantenidas por el régimen de Asad. La ONU dejó de contar el número de muertos en el campo de Siria, por no poder verificar las cifras obtenidas. Lo que ocurre realmente es que: la ONU sufrió los fracasos el uno tras el otro, para detener una de las guerras más sangrientas del siglo XI, como fracasaron las naciones más potentes del mundo y la sociedad internacional.

Según el informe de la Amnestía Internacional del 22 de febrero de 2017, hasta los finales de 2016, el conflicto en Siria causó la muerte de más de 300 mil personas. Pero es más alto el número real de los masacrados por parte de las fuerzas del régimen de Asad y los milicianos bajo su orden. Probablemente que es más de 600 mil. Ni el proceso de Ginebra ni lo de Astaná les pudo detener al régimen en contra del uso de armas químicas y convencionales sobre sus propias personas. Mientras el mundo queda ‘espectador’ a su propia masacre, aprobando el escenario de que lucha supuestamente en contra de DAESH, es probable que el régimen caminará sobre la vía bárbara actualmente caminada.

Los supervivientes sufriendo las armas químicas, las bombas de barril o los proyectiles, como millones se transformaron en la gente expulsada de su propio país siendo refugiados. El mismo informe de Amnistía dice que ‘Según la Alta Comisaría de Refugiados de la ONU, en el período entre 2011 y 2016, huyeron cerca de 4.8 millones de personas desde Siria, solamente en 2016, cerca de 200 mil personas se transformaron en refugiados. Según también la Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de la ONU dentro del período de 6 años pasados, cerca de 6.6 millones de personas cuya mitad se componía de niños, fueron forzados para abandonar sus hogares’. En total esta cifra es cerca de la mitad del pueblo sirio. Miles de otros sirios perdieron la vida en las aguas frías del Mediterráneo y del Egeo. Según UNICEF más de 8 millones de niños sirios junto con otros 2 millones de sirios refugiados carecen las ayudas urgentes.   

Fue un paso correcto, la reacción de los EEUU en contra del ataque químico de Jan Sheyhun y fue una advertencia que no quedó en palabras. Cuando se considera la maldad inmensa de las actividades mortales que continúan con las armas convencionales y la crisis humanitaria aumentada, esta reacción de los EEUU no será suficiente para detener la guerra ni asegurará la protección por el pueblo de Siria. Es algo correcto de manera discutible que el régimen de Asad no podrá desafiar para utilizar otra vez armas químicas después de la respuesta de los EEUU. Pero enfocarse en las armas químicas es una gracia secreta para este régimen porque el régimen lo entenderá de esta manera: puede continuar a los crímenes cometidos contra la humanidad junto con los crímenes de guerra con las armas convencionales, porque ¡el mundo solamente se pone en marcha cuando se usan las armas químicas!

Esta situación humanitaria incomparable, causó una pérdida mayor en los campos de seguridad y de política. Ningún conflicto en la historia cerca, creó tan desestabilidad igual que ocurrió en Siria. Se equivocan los que piensan que la crisis siria quedará limitada en Siria o con sus vecinos cercanos. Así es una guerra que desmiembra la base del equilibrio de la fuerza global toxicando la política regional. Además es una guerra de poder más grande y escrito en nuestras memorias. Es una guerra que causa la debilidad más de los estados actualmente débiles y fracasado con la oportunidad ofrecida a los actores no estatales que establecieran los ‘señoríos’ compuestos de las bandas de guerra. Desde Irak hasta Líbano y más allá la guerra profundiza las tensiones sectarias, continúa provocando la crisis de refugiados a nivel global y como la respuesta causa el alza de la ola de racismo y la xenofobia en Europa. Continúa siendo como un campo de florecimiento y crecimiento para los terroristas que mantienen actividades extremistas llenas de violencia, como Al Qaeda y DAESH. Hace tres años, no más, debemos memorizar que no hubo algo como DAESH en Siria. La guerra de Siria y la desestabilidad permanente en Irak, creó el ‘cheque abierto’ que transformó DAESH en el monstro actual.     

Además la guerra de Siria sabotea la alegación de proteger las violaciones de derechos humanos y la protección del honor de personas por parte del sistema mundial moderno. Todos los puntos de base de las declaraciones de democracia, las libertades y el pluralismo, se hacen inválidos cuando se comparan con el pueblo sirio, el Oriente Medio y sus hermanos en el mundo musulmán. Después de la política de la administración de Obama para apoyar el PYD y el YPG que forman la ramificación del PKK en Siria, surgió adelante más que nunca la tensión entre dos países aliados de la OTAN, Turquía y los EEUU. De esta manera se alarga la lista de los problemas geopolíticos y regionales causados por la guerra de Siria.

Es correcto que no hay una solución fácil en aquel punto llegado en Siria. Los apoyadores del régimen no romperán el apoyo solamente por un bombardeo estadounidense en una base aérea del régimen. Tampoco Asad escuchará las convocaciones para que dimita el poder como hizo Moktada As Sadr la semana pasada en Irak de manera sorprendente. Según las calculaciones de Asad él gana la guerra y su motivo no es que tiene el apoyo de Rusia, Irán e Hizbolá, sino que considera una coalición internacional pero débil e indeterminada. Además puede utilizar como un aparato, DAESH, para ofrecer sí mismo como ‘lo mejor que peores’.


La oferta de Turquía para establecer las zonas seguras por los sirios en Siria, podría salvar a miles de vidas y podría prevenir los ataques químicos a lo largo de 3 años. Pero en dos riberas del Atlántico esta oferta fue ignorada. Turquía actualmente hospeda a 3 millones de refugiados en su territorio y continua suministrando las ayudas humanitarias a decenas de miles de otras en Siria.

Sin duda que se debe mantener la lucha en contra de DAESH y la banda terrorista debe eliminarse. Este monstro causó más dolores y el terrorismo que se debería permitir. Por otro lado otro monstro de la guerra de Siria, púes ignorar al régimen de Asad y sus torturas, es una catástrofe política y un escándalo moral. En la reunión de G7 efectuada en Italia el 10 de abril, fue aparecida una aproximación en común para que se cambiara la percepción rusa al conflicto en Siria y que debería convencerse para dejar de apoyar el régimen de Asad.

Siria muere ‘mientras el mundo la observa’. A través de las armas químicas y convencionales utilizadas por el régimen de Asad no solo mueren las mujeres y los niños de Siria, muere nuestra humanidad   

 

 



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