¿Quién es Alberto Fernández, el presidente electo de los argentinos?

Con el 92,83% de mesas escrutadas, el candidato Alberto Fernández, del Frente de Todos, fue declarado como nuevo presidente de Argentina, tras vencer con el 47,88% de los votos (11.879.636) al actual presidente, Mauricio Macri, quien obtuvo el 40,60% (10.073.406).

Quien gobernará la Argentina los próximos cuatro años se presenta como un peronista moderado que intentará revertir el rumbo de la economía.

Abogado de profesión, y actualmente profesor de Teoría Federal del Delito y Sistema de la Pena en la Universidad de Buenos Aires, Alberto Fernández se autodefine como un peronista moderado que buscará cambiar el pésimo rumbo de la economía argentina.

Su trayectoria política comenzó con la vuelta a la democracia en 1983, durante el gobierno radical de Raúl Alfonsín, cuando ocupó el cargo de director en Sumarios y subdirector general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía.

En 1989, ya bajo el mandato del peronista Carlos Saúl Menem, se desempeñó como superintendente de Seguros de la Nación, hasta 1995. Dada su buena gestión en el puesto, en 1992 y con tan sólo 33 años, fue galardonado como uno de los diez jóvenes sobresalientes de la Argentina.

Renunció a la Superintendencia de Seguros luego de algunas diferencias con las políticas llevadas a cabo por Menem. Un año más tarde, sería funcionario en la provincia de Buenos Aires, bajo la gobernación de Eduardo Duhalde, de quien fue jefe de campaña presidencial en 1999 aunque sin éxito.

En el 2000 fue elegido como legislador de la Ciudad de Buenos Aires, cargo al que renunció en el año 2003 para ser nuevamente jefe de campaña presidencial, pero esta vez de Néstor Kirchner, quien sí sería electo presidente y lo designaría como su jefe de Gabinete.

Etapa kirchnerista

Alberto Fernández fue jefe de Gabinete entre 2003 y 2008, durante toda la presidencia de Néstor Kirchner y el primer año de la primera presidencia de Cristina Fernández. En esos cinco años fue el vocero del gobierno y era el encargado de coordinar a prácticamente todos los ministros.

Su renuncia y el rompimiento con el kirchnerismo en el año 2008 se dieron en medio de un conflicto que la administración de Cristina Fernández tuvo con el sector agropecuario por un paquete de impuestos que incluía retenciones móviles al agro, y que finalmente se rechazó en el Congreso.

Alberto Fernández era el interlocutor en aquel momento del gobierno con la Sociedad Rural y, habituado más a cumplir un rol interno y no tanto a la confrontación directa, tuvo que lidiar con la turbulenta relación con el campo que finalmente provocó su alejamiento.

Fue un antes y un después tanto para el kirchnerismo como para Alberto Fernández. Desde que abandonó el gobierno de Cristina Fernández, se convirtió en un crítico del kirchnerismo aunque siempre fue considerado como un moderado dentro del peronismo.

Algo similar sucedió con buena parte de exfuncionarios kirchneristas, que se veían más identificados con el kirchnerismo que representaba Néstor Kirchner (más abierto al diálogo, para muchos) que con el de Cristina Fernández, que tenía un corte más bien progresista y polarizante.

En el 2013, Alberto Fernández se sumó al equipo de Sergio Massa, quien lo había reemplazado como jefe de Gabinete en el 2008 y que luego también se alejó del kirchnerismo por diferencias internas para luego formar su propio partido.

Fue jefe de campaña para la candidatura a presidente de Massa en el 2015, cuando salió tercero detrás de Mauricio Macri y Daniel Scioli, el candidato kirchnerista. Por último, en el 2017 volvió a ser jefe de campaña de otro exfuncionario kirchnerista que se postuló para ser senador de la provincia de Buenos Aires: Florencio Randazzo.

Pasó el tiempo y tanto Alberto Fernández como Cristina Fernández han dicho públicamente que lograron saldar sus diferencias en pos de unir al peronismo.

En mayo de este año, Cristina Fernández anunció públicamente que le pidió a Alberto Fernández encabezar la fórmula presidencial del Frente de Todos, en lo que fue una sorpresa no tanto por la reconciliación sino por el hecho de que la vicepresidente pareciera haber designado al presidente.

Debilidades y fortalezas

En un principio se consideraba que una debilidad de Alberto Fernández era su bajo nivel de conocimiento público, comparado al alto perfil de Cristina Fernández, algo lógico ya que la expresidente completó dos mandatos presidenciales, fue 4 años primera dama y otros tantos como legisladora nacional.

Alberto Fernández no tiene toda esa trayectoria, ni tampoco tiene el carisma ni el liderazgo natural que sí se le atribuye a Cristina Fernández. Tampoco es la figura que atrae a gran parte de los votos ni cuenta con territorio propio, con lo cual no son pocos los que dudan acerca de quién será la persona que tenga el poder a la hora de gobernar.

El archivo puede considerarse otra debilidad, por las declaraciones de Alberto Fernández sobre Cristina en los últimos años. En más de una oportunidad ha señalado la poca autocrítica de la expresidente, “la pobreza ocultada y la inflación silenciada” durante sus mandatos, y distintos casos de corrupción de exfuncionarios kirchneristas, entre otros temas.

Dentro de las fortalezas se le puede atribuir a Alberto Fernández su diálogo con distintos sectores del peronismo que se encontraban alejados del kirchnerismo; su capacidad de construcción y de integrar a diversos gobernadores de provincias peronistas e intendentes de la provincia de Buenos Aires que se sentían más alejados de Cristina Fernández.

Tiene además diálogo con sindicalistas de mucho peso, también con varios sectores del periodismo, y con la embajada de Estados Unidos en Argentina, algo que el kirchnerismo más duro no fomentó.