Camilo José Cela mañana cumpliría 100 años de edad como un artista de palabra

Artista de la palabra, vanguardista, bravucón, deslenguado, generoso y tierno a la vez, fue muchos Celas con distintas pieles

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Camilo José Cela mañana cumpliría 100 años de edad como un artista de palabra

Madrid, 10 may (EFE).- Camilo José Cela, uno de los grandes del siglo XX, hubiera cumplido mañana cien años. Artista de la palabra, vanguardista, bravucón, deslenguado, generoso y tierno a la vez, fue muchos Celas con distintas pieles, pero, por encima de todo, fue un artista con tinta en las venas que vivió para escribir.

Un destino, el de escritor, al que se aplicó con tesón y disciplina y que le llevo a transitar, con muchas contradicciones, por el camino del éxito: fue académico y recibió el Premio Nobel, el Premio Cervantes o el Príncipe de Asturias, entre innumerables galardones y reconocimientos, como el ser nombrado senador por designación real.

Nacido el 11 de mayo de 1916 en la población gallega de Iria Flavia, en Padrón, A Coruña, Cela tuvo una infancia dorada y feliz, como el mismo relató en "La rosa", el primer volumen de sus memorias.

"Yo tuve una niñez dorada. De pequeño era tan feliz que, cuando las visitas me preguntaban qué quería ser de mayor, me echaba a llorar porque no quería ser nada, ni siquiera deseaba ser mayor. Me hubiera apuntado a ser niño siempre", aseguraba a Efe en 2001.

Un bienestar de juventud -sus padres le apoyaban en todo- que le llevó a caminar firme y seguro en sus propósitos de vida, acompañado de su tesón y del lema que reza en el escudo familiar, "El que resiste gana", que le ayudó a conseguir ser un artista de las letras.

Escritor, actor, poeta, pintor, torero, cineasta, vagabundo, andarín, editor, animador cultural, cartero, judoka..., marqués de Ira Flavia, Cela fue muchos, con una cara pública para cada ocasión.

Un Cela vagabundo que vivió en Galicia, Madrid y Mallorca, que comenzó varias carreras pero no que terminó ninguna, pero que poseía 20 distinciones como doctor honoris causa, tanto nacionales como internacionales.

Escribió su primer libro de poesía cuando ya había estallado la Guerra Civil, "Pisando la dudosa luz del día", en un Madrid asediado. En los años 40, enfermo, escribió "La familia de Pascual Duarte", la novela en castellano más traducida después del "Quijote", publicada en 1942 y cuya segunda edición fue censura, como luego también lo fue "La colmena".

Censuras a alguien que también ejerció como censor en el régimen de Franco.

Una contradicción que, como dice el hijo del Nobel, Camilo José Cela Conde, se explica "cuando tu cabeza está metida en una espiral de contradicciones, de deseos insatisfechos y de dificultades para salir adelante y te agarras a cualquier clavo ardiendo que aparezca. Unas contradicciones que están en la literatura de mi padre".

En 1944 Cela se casó con Rosario Conde. Luego vendría "Viaje a la Alcarria". La pareja se trasladó después, en 1951, a Mallorca para alejarse del mundo literario madrileño y ahí comienza otra fructífera etapa del escritor, donde dirigió la revista de pensamiento Papeles de Son Armadans.

Obsesionado con Picasso, de quien decía que era la persona que más le había impactado y a quien admiraba profundamente, Cela publicó en 1962 "Gavilla de fábulas sin amor", con ilustraciones del pintor malagueño.

Un afán experimentador que unía a estos dos creadores. "Picasso decía que en el arte solo tiene interés abrir nuevos caminos y así lo he entendido yo: el escritor debe abrir nuevos horizontes y tener las tres facultades del alma: la memoria, el entendimiento y la voluntad", manifestaba a Efe en 2001.

Y es que la escritura de Cela también tiene mucho de obra plástica y de música. "Pabellón de reposo", "Mrs. Caldwell habla con su hijo", "San Camilo", "Oficio de tinieblas", "Mazurca para dos muertos", "Cristo versus Arizona"; El asesinato del perdedor", "La cruz de San andrés" y su última novela, "Madera de boj", escrita en 1999, son los títulos de las novelas de Cela.

Por ellas transita su búsqueda oceánica, primero desde el costumbrismo y el tremendismo de posguerra hasta llegar a la vanguardia y la innovación con el lenguaje.

En 1991, el ya nobel se casó con la periodista Marina Castaño. Después inauguró la Fundación que lleva su nombre en Iria Flavia.

Divertido, grotesto, malhumorado, Cela protagonizó muchas anécdotas y broncas memorables, como el navajazo que decía tener en el trasero por una bronca que organizó en Casablanca (Marruecos), como relató a Efe en mayo de 2001, cuando cumplía 85 años.

A Cela se le apagó la voz el 17 de enero de 2002, sin "arrepentirse de nada", como él mismo dijo, porque había logrado lo que se propuso: "Mostrar mi verdad con palabras". EFE



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