Ecuador asegura la protección del bosque seco tropical en la Amazonía

La construcción de un centro dedicado a luchar contra el tráfico de animales y la deforestación es un logro en la preservación del importante ecosistema.

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Ecuador asegura la protección del bosque seco tropical en la Amazonía

Ecuador suscribió en los primeros días de junio un convenio de cooperación interinstitucional para lograr la construcción de un centro de administración e interpretación de la Reserva de Biosfera Bosque Seco y la Reserva de Biosfera Transfronteriza ‘Bosques de Paz’. 

Este centro “tiene como principal objetivo impulsar la coordinación para desarrollar controles binacionales y combatir el tráfico ilegal de flora y fauna silvestre en zonas de frontera, que incluye la deforestación ilegal de nuestros bosques”, dijo a la Agencia Anadolu el ministro del Ambiente y Agua (e) de Ecuador, Paulo Proaño Andrade.

La importancia del centro de investigación es vital en uno de los ecosistemas más importantes de América del Sur. La Reserva de Biosfera Transfronteriza ‘Bosques de Paz’ está integrada por la Reserva de Biosfera del Bosque Seco de Ecuador con 501.040 hectáreas y por la Reserva de Biosfera del Noroeste Amotapes – Manglares, en Perú, con una extensión de 1´115.948 hectáreas. 

Ubicada al suroeste del Ecuador y al noreste del Perú, esta zona del Amazonas abarca territorios de los Andes Occidentales (cuya altura puede alcanzar hasta 3.000 metros) y bosques secos estacionales que forman el núcleo de uno de los lugares más importantes para la diversidad biológica a nivel mundial: la región endémica de Tumbes. Un total de 59 especies endémicas, entre las que hay 14 en peligro de extinción, son los principales objetos de protección en esta reserva que, en junio de 2017, fue reconocida por la Unesco como la primera reserva transfronteriza de Suramérica.

“Nuestro país ejecutará el proyecto de construcción del Centro de Administración e Interpretación 'Bosques de Paz', con el apoyo económico del Plan Binacional Capítulo Ecuador por un monto de USD 198.000. Cabe señalar que los diseños y presupuesto del centro de Administración e Interpretación fueron elaborados por el Programa de Apoyo al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), así como la fiscalización será realizada por el señalado programa”, afirmó el ministro Proaño.

El presupuesto asignado para la gestión y administración de la reserva en el lado ecuatoriano es de USD 1.4 millones que serán destinados, principalmente, a la restauración ecosistémica del área. 

Además, las comunidades que viven dentro de la reserva tiene un gran papel en la protección ambiental de esta área, donde cada año el florecimiento de los guayacanes es un espectáculo natural.

“Esta iniciativa binacional busca convertirse en un espacio territorial con un modelo de gestión participativo y ciudadano en donde se apliquen con éxito los principios de conservación y conectividad ecológica, para que las comunidades, instituciones públicas, privadas y población en general, se fortalezcan en lo económico, social y ambiental, con el uso adecuado de la riqueza cultural y la biodiversidad” dijo el ministro sobre las cerca de las 617.000 personas que viven en la reserva, y que reciben sustento de la ganadería y el ecoturismo.

“La consolidación de la Primera Reserva de Biosfera Transfronteriza constituye un hito ambiental pues son lugares de aprendizaje del desarrollo sostenible en los que se concilia la conservación de la biodiversidad con el uso responsable y equilibrado de los recursos naturales, por medio del impulso de la bioeconomía y actividades como el turismo”, sostuvo el funcionario. 

COVID-19 y su impacto en los ecosistemas ecuatorianos

Desde que comenzó la crisis sanitaria mundial por la COVID-19, Ecuador cerró las actividades turísticas en las áreas protegidas del Estado con el fin de salvaguardar la salud de la ciudadanía, las poblaciones indígenas y del personal de las áreas protegidas, lo que también significó una oportunidad para evaluar los efectos del confinamiento en la vida silvestre.

“Esta situación permitió que nuestros guardaparques realicen actividades de monitoreo de la biodiversidad en espacios de conservación, con lo cual se logró reportar el avistamiento de especies como venados con sus crías, osos de anteojos y cóndores en zonas protegidas en las que por la presencia de los visitantes, no era común observarlas, como sucede en la Reserva de Producción de Fauna Chimborazo, el Parque Nacional Cotopaxi o el Parque Nacional Cayambe Coca”, aseguró Proaño.

“Asimismo, los municipios de nuestro país han reportado la reducción de gases contaminantes en el aire. Por ejemplo, en la ciudad de Quito el porcentaje de emisiones contaminantes disminuyó aproximadamente en un 50% desde el inicio del periodo de cuarentena”. 



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