¡Bienvenido sea, el mes de Ramadán!

La llegada del Ramadán, “el sultán de los once meses”, se celebra con entusiasmo entre todos los musulmanes

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¡Bienvenido sea, el mes de Ramadán!

 

El mundo islámico está festejando el inicio del mes de Ramadán. La llegada del Ramadán, “el Sultán de los Once Meses”, se celebra con entusiasmo en las cuatro esquinas del mundo y en todos los países islámicos. Los fieles ayunarán durante un mes. Los musulmanes, que no tienen ningún inconveniente para quedar hambrientos, no comerán ni beberán nada durante el día. Sólo se podrá comer desde la ruptura de ayuno por la tarde hasta la oración matinal (imsaq) que es aceptada como el comienzo del alba.

El “ayuno” tiene la finalidad de satisfacer a Alá (hispanizada versión de la palabra en árabe, Al-láh). El ayuno es realizado suplicando el visto bueno del Creador. El ayuno nos ayuda a entender mejor la agonía de quienes no pueden comer o beber nada desde la mañana hasta el atardecer a causa de las razones como la pobreza. Es una vía para comprender “qué sienten los necesitados y los paupérrimos”. La ayuda, que se haga con estos sentimientos para los pobres, siempre será acertada.

Ayunar tiene sustanciales beneficios para la salud humana. Quedar hambrientos y no beber nada durante el día hará que nuestro cuerpo sea renovado y tenga su propio ritmo si no tenemos un cierto problema sanitario. Es uno de los cultos corporales y espirituales en el Islam. La devoción y ayunar por Alá demuestran que el humano es un “fiel” y que puede hacer abnegaciones en términos corporales.

-Preparativos para la cena de ruptura de ayuno-

La llegada del Ramadán se diversifica gracias a los platos preparados por las mujeres en la ruptura de ayuno y “suhoor” (comida consumida a primera hora de la mañana por los musulmanes antes de que exista luz del sol). El apetito se hace más fervoroso como uno no come nada durante todo el día. Las amas de casa se hacen más cansadas para mostrar sus habilidades culinarias. El cariño es un ingrediente adicional en el mes de Ramadán. Este ingrediente es una argamasa, si cabe decir, de cariño y la devoción con el amor por Alá. Son más placenteras las mesas que reúnen a los familiares, amigos y vecinos. Los platos tan deliciosos son un instrumento para reforzar la amistad y el cariño.

Dar las gracias al Creador, quien nos brinda estas bondades, después de la cena de ruptura de ayuno (iftar) es una tradición. Otra hermosura es la oración del Tarawih, aplicable únicamente en el Ramadán. Los menores, las mujeres y los ancianos de toda la familia se van a la mezquita para hacer la oración del Tarawih que es bastante larga. Al regresar de la mezquita se dará la caridad voluntaria (sadaqah) a los necesitados con los que se pueda encontrar en la calle. Habrá pláticas largas y sinceras con los amigos.

No hay que forzar nuestro cuerpo con movimientos físicos difíciles mientras estamos ayunando. No debemos sobrepasar el límite de las comidas para nuestra salud. Un ayunador nunca debe comer apresuradamente para no dañarse el estómago que queda vacío durante la jornada. La sobrecarga del sistema digestivo puede ser perniciosa. Tampoco debemos comer alimentos con grasa en la cena de “suhoor”. Porque podremos tener mucha sed durante el ayuno. En suma, debemos consumir alimentos que nos darán la fuerza corporal y resistencia contra la sed durante el ayuno.

Para asegurar el beneplácito de Alá, los musulmanes deben vivir su religión con todos sus aspectos en el Ramadán cuando se ayuna por la orden de Él. Un musulmán no debe decir malas palabras y no debe pelear con nadie. Un musulmán creyente no tratará mal a otros. Los musulmanes verdaderos son personas fidedignas para todos. Un musulmán debe comportarse bien con los humanos, así como con los animales y hasta las plantas.
¡Bienvenido sea, Ramadán! El sultán de los meses. Le deseamos al mundo islámico un mes de Ramadán bondadoso esperando que traiga consigo la paz sin que haya más guerras o conflictos.


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