El ‘poncho de 60 listas’ busca convertirse en patrimonio cultural de UNESCO

A 73 kilómetros de Asunción, la capital, 15 mujeres artesanas colocan uno a uno los hilos en el telar para la elaboración de este poncho. Aquí, la historia de esta tradición

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El ‘poncho de 60 listas’ busca convertirse en patrimonio cultural de UNESCO

En la histórica ciudad paraguaya de Piribebuy, ubicada a 73 kilómetros de la capital, Asunción, unas 15 mujeres artesanas colocan uno a uno los hilos en el telar para la elaboración del ‘poncho 60 listas’, o poncho para’i (de varios colores), como también se le conoce.

Se trata de un poncho tradicional, elaborado únicamente en esta ciudad y que después de Guerra de la Triple Alianza, en la que Paraguay se enfrentó a Brasil, Uruguay y Argentina, pasó a llamarse 'poncho de 60 listas', en honor a 60 soldados que fueron enterrados en una fosa común con ponchos blanco y negro en esta ciudad, donde hoy se mantiene un oratorio en honor a ellos.

Debido a su especialidad, este poncho es una reliquia que las autoridades paraguayas quieren conservar y que buscan que se convierta en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.

El año pasado el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) y la Secretaría Nacional de Cultura respaldaron a Doña Rosa Segovia para que convirtiera su patio en una Escuela de Salvaguarda del ‘poncho de 60 listas’, para que de esta forma transmita el conocimiento que le fue heredado por parte de su tía Teotista Salinas, hoy de 92 años.

Doña Rosa había sido reconocida, hasta entonces, como “Tesoro Nacional Vivo”, por la Secretaría Nacional de Cultura, por ser la única que dominaba la técnica para elaborar una pieza entera del poncho.

“Che mandu’a aguerekoroguare 12 años, ajapoma vaekue voi la poncho (recuerdo que cuando tenía 12 años, ya tejía los ponchos)”, relata Rosa.

“Es un tejido que requiere del trabajo de por lo menos cuatro mujeres. En aproximadamente 12 días, trabajando más de 8 horas diarias, hasta 10 en algunos casos, logramos tejer un poncho completo que lo vendemos por 2 millones y medio de guaraníes (USD 383)”, afirma Rosa.

La maestra artesana comentó que los ponchos están hechos 100% de algodón, cuya materia prima es importada desde Perú.

En principio tejían en blanco y negro, pues así se utilizaba tras la batalla de Piribebuy, en 1869, durante la Guerra de la Triple Alianza. Luego tuvieron que innovar a pedido de los clientes y, por ejemplo, comenzaron a combinar el rojo, el blanco y el azul, los colores de la bandera de Paraguay. Actualmente, este es el poncho con la mayor demanda. 

Entre la clientela se destacan ministros, embajadores, turistas y músicos. Doña Rosa recuerda que su tía Teotista Salinas le contaba que grandes figuras como Luis Alberto del Paraná (músico, compositor, cantante e intérprete paraguayo, considerado uno de los íconos de la música paraguaya), fue su cliente.

“Che ambo’ema che hermanape, sobrina, ha che vecina kuerape ko’anga, ani opa ko mba’e poraite oguerekova ñane reta (ya le enseñé a mis hermanas, a mis sobrinas y ahora a mis vecinas para que esta tradición sea transmitida y no acabe; esto tan lindo que tiene nuestro país)”, dijo Rosa Segovia durante la entrevista con la Agencia Anadolu.

Antes había unas 18 mujeres que trabajaban en los ponchos, entre primas, tías, sobrinas y vecinas, hasta que cada una tomó su rumbo, cuenta la artesana.

En el 2012 ella quedó como la legítima sucesora. “Cheve osero, ndeve ose porave vaera (Si a mí me sale, a vos te tiene que salir mejor)”, le dijo su tía cuando la aquejaban varios dolores y ya no podía tejer.

“Las jornadas comienzan a las siete de la mañana, paramos para el almuerzo, retomamos como a las dos de la tarde para seguir tejiendo hasta las cuatro, además de cocinar, lavar, planchar y ocuparnos de los hijos”, cuenta Doña Rosa.

Reconocimiento internacional

El Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA), en colaboración con la Secretaría Nacional de Cultura (SNC), postuló el ‘poncho de 60 listas’ para que la Unesco lo reconozca como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Adriana Ortiz, la presidenta del IPA, manifestó que el objetivo es recuperar, preservar y salvaguardar el tradicional poncho 60 listas y hacer un llamado de atención a la población joven para que la artesanía no se pierda.

Ortiz destacó que el Gobierno está aunando esfuerzos con las autoridades locales para evitar que esta prenda tan admirada se pierda, por lo que en la escuela-taller las alumnas adquirirán las habilidades para confeccionar un poncho completo pasando por todos los procesos. Hoy son 15 las mujeres que trabajan en este arte.

"El poncho de 60 listas es emblema de nuestra artesanía nacional, no solo por la historia y todo lo que significa su valor, sino por el trabajo artesanal que implica a la hora de confeccionar", apuntó Ortiz.

Con la postulación, Paraguay busca no solo un reconocimiento internacional de la prenda sino blindar este patrimonio artesanal.

Ortiz recalcó la importancia de crear la Escuela de Salvaguarda para formar a mujeres que se encarguen de "preservar el legado" de la confección del poncho de 60 listas, la cual ya está en marcha.

"Es una elección de vida. Es un héroe de la patria el ser artesano. Ellas dicen que podrían dedicarse a otra cosa, pero no quieren que muera la tradición", recalcó.



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