La actitud de la Unión Europea contra la decisión de Trump sobre Jerusalén

Los miembros de la Unión Europea criticaron la decisión de Trump sobre Jerusalén y apoyaron una solución de dos Estados en la región

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La actitud de la Unión Europea contra la decisión de Trump sobre Jerusalén

En los últimos tiempos hacen soplar oleadas revisionistas, que golpearán el sistema internacional, por ciertos países, sobre todo EEUU e Israel.  Sin duda que estas oleadas azotan más la geografía del Oriente Medio. La apertura al debate de las fronteras en el Oriente Medio y la lamentable decisión del presidente estadounidense Donald Trump sobre Jerusalén se pueden evaluar en este contexto. Sin embargo, la declaración del presidente Trump de “reconocer a Jerusalén como capital de Israel” el pasado 6 de diciembre causó reacción de muchos países en el mundo, en los países europeos y Rusia, ante todo los miembros de la Organización para la Cooperación Islámica. Sin duda que el fundamento de las reacciones es que la decisión contradice al derecho internacional y las reglas políticas, y no tiene legitimidad, ya que la decisión de Trump contradice tanto a la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre las fronteras de Palestina el 29 de noviembre de 1947 como a la resolución número 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que invalida la anexión de Israel a Jerusalén Este en 1980. Además, la Organización para la Cooperación Islámica no reconoció la decisión de Trump y proclamará Jerusalén Este como capital del Estado de Palestina.

También los miembros de la Unión Europea, que han desacelerado sus relaciones políticas y estratégicas con EEUU en los últimos tiempos, criticaron la decisión de Trump sobre Jerusalén. La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, se declaró muy preocupada por la declaración de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Mogherini, en su declaración escrita, indicó que tienen que iniciar las negociaciones y que Jerusalén alcance una solución de manera de que será la capital de dos partes. Mogherini matizó que la Unión Europea solamente apoyará una solución de dos Estados, y valoró la declaración de Trump como siguiente: “La declaración tiene la potencia de volver a nosotros a las épocas más oscuras que sufrimos ahora”.

La última valoración de Mogherini es muy importante por muchos aspectos y apunta a los resultados graves causados por la desviación de la situación. El primer punto importante es que se indica que Jerusalén no se abandonará a la administración política de un estado por razones históricas y religiosas. El segundo punto es que una decisión a tomarse ilegalmente sobre Jerusalén por aspecto de derechos internacional podría causar guerras sangrientas como las Cruzadas. O en otras palabras, podría causar la puesta en marcha de la tesis de conflicto de civilizaciones ocurrido en los 1990.

También Alemania dio una reacción fuerte a la decisión de Jerusalén. La canciller alemana, Ángela Merkel, indicó no apoyar la decisión de Trump. Además, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, señaló que el estatuto de Jerusalén debe determinarse en el marco de un modelo de dos Estados. El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, a su vez, en su declaración ofrecida en Bruselas, dijo que Alemania, como muchos otros países, se preocupa por la posibilidad de reconocimiento de Jerusalén como capital israelí. También la opinión pública alemana apoyó al Gobierno al respecto. De hecho, una encuesta reveló que el 64% del pueblo alemán no aprueba la decisión de Trump sobre Jerusalén. De su lado, el Gobierno galo mostró reacciones semejantes. El presidente, Emmanuel Macron, calificando la declaración de Trump como “unilateral y lamentable”, dijo que Francia no apoya la decisión. Otros países miembros de la Unión Europea mostraron reacciones semejantes.

En conclusión, los países de la Unión Europea, Turquía y muchos países islámicos muestran reacciones semejantes sobre el estatuto de Jerusalén y el caso de Palestina. Esta situación constituye una base política y diplomática común entre Turquía y los miembros de la Unión Europea y los países islámicos. Especialmente Turquía contribuirá a esta base fértil con una diplomacia multipolar, y lo podrá utilizar en la solución del estatuto de Jerusalén y el caso de Palestina, además de mejorar las relaciones con la Unión Europea.

 

 

 



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