Música desde las alturas: el bombero trompetista que alegra la cuarentena en Río de Janeiro

Desde una escalera de bomberos, a 60 metros de altura, Elielson Silva dos Santos le toca música a la población, que se encuentra aislada para evitar la propagación del COVID-19

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Música desde las alturas: el bombero trompetista que alegra la cuarentena en Río de Janeiro

AA - Por: Federico Cornali - Agencia Anadolu

Elielson Silva dos Santos tiene 37 años: 19 de ellos como bombero y más de 28 tocando la trompeta. Pertenecer a la sinfónica de la brigada de bomberos en Río de Janeiro le permite unir su vocación a su gran pasión. Rescatar personas de un mundo sombrío parece ser su misión en tiempos de cuarentena. Aunque para ello esta vez no debe correr entre las llamas.

Desde los últimos días del mes de marzo, Elielson recorre los barrios de la ciudad de Río de Janeiro musicalizando las duras jornadas de aislamiento social. Hasta hoy, el estado homónimo registra 4.349 casos confirmados y 341 muertes por COVID-19.

El concierto es simple y muy efectivo. La escalera profesional de los bomberos, una Magirus, se extiende unos 60 metros, lo más alto posible. En ese momento, el subteniente Silva se lleva la trompeta a la boca y comienzan a sonar desde clásicos de Tom Jobin, Roberto Carlos y Ary Barroso hasta el himno nacional y “Cidade Maravilhosa”, oda a la capital fluminense.

Fanático declarado del trompetista estadounidense Chet Baker, Elielson se puso al frente de la idea que propuso el comandante Roberto Robadey, secretario estatal de Defensa Civil, quien se inspiró en una acción similar llevada a cabo por los bomberos de Düsseldorf, Alemania.

“Cuando me pusieron al frente de esta idea, me temblaron las piernas y me dio mucho orgullo, pero, sinceramente, no esperaba tanto”, cuenta Silva.

Río de Janeiro es, históricamente, una ciudad alegre. La idea de llevarle músicas populares y del gusto de todos a los habitantes es que no se dejen vencer por la tristeza, pero que se queden dentro de casa”, explica Robadey.

Elielson Silva, el “bombero trompetista”, nació y aún vive en Taquara, un barrio ubicado en la zona oeste de Río de Janeiro. Tiene un hijo de nueve años, Elielson Junior, que padece autismo severo no verbal, y otro que se llamará Benjamín, que está en camino.

“Llevo toda mi vida en esta ciudad y nunca vi nada parecido a estos tiempos de coronavirus. Los negocios de siempre cerrados, las plazas vacías, las playas desoladas. En Río sabemos gozar la vida, pero esto lo cambió todo”, sostiene Elielson.

La visibilidad de las actuaciones del trompetista se multiplicó luego de que uno de los videos subidos a las redes sociales se hiciera viral. En la escena, Elielson toca la trompeta en los cielos de Barra da Tijuca, un barrio ubicado al oeste de la ciudad de Río de Janeiro.

A partir de allí, el teléfono de Elielson no paró de sonar, entre elogios de colegas, sugerencias de vecinos y pedidos de entrevistas.

“Lo que estoy viviendo es increíble. Poder llevar mi música y un poco de esperanza a las personas que están en cuarentena es impagable. Cada vez que subo lo doy todo, con amor, y con el corazón palpitando por representar a mi equipo, el cuerpo de bomberos de Río”, dice Elielson.

En el popular video, el bombero toca hasta el final, sin parar. “La escalera empezó a bajar, pero yo quería seguir tocando. Toqué “Sé que te voy a amar”, de Tom Jobin y Vinícius de Moraes (interpretado por varios otros músicos brasileños), mientras bajaba y las personas me aplaudían”, explica. “Casi no conseguí terminar por la emoción”, agrega.

“Sé que dentro de esas casas hay gente con depresión, tristes por la situación. Los que me miran por la ventana no lo pueden creer, hay muchos que salen de esos pozos anímicos con mi música, al menos por unos minutos. Eso para mí no tiene precio”, dice el subteniente.

Sobre su infancia, Elielson recuerda que comenzó a tocar la trompeta a los nueve años, aunque desde los siete ya estudiaba teoría musical, motivado por su abuelo Antonio Correa, su primer maestro, que también era músico.

“Mi abuelo y mis padres hicieron todo lo posible para que, aun siendo pobre, pudiera seguir tocando la trompeta, yendo a las clases de música”, recuerda.

Además de Barra da Tijuca, Elielson y compañía compartieron su música en la playa de Copacabana, Lagoa, Largo do Machado, Praia Vermelha, Leblon, Rocinha y Vidigal, en la zona sur de la ciudad, así como en el centro de Río y Jacarepaguá, en la zona oeste.

“Al principio, la idea era tocar en los lugares más emblemáticos de la ciudad, pero debido a la repercusión tuvimos que ir agregando rincones de la ciudad. Sentimos que, de alguna manera, estábamos rescatando mucha gente con estas presentaciones”, dice Silva.

Cada vez que puede, el subteniente se refiere a su abuelo y a Chet Baker durante la entrevista con la Agencia Anadolu. “Me reflejo en Baker desde la primera vez que lo escuché, porque no era un músico técnico y sí más adepto a improvisar, más emocional, como yo”, explica.

Sobre los posibles nuevos “shows” en la ciudad, Silva no tiene precisiones. “Por el momento no hay nada planeado. Más allá de mis ganas, soy subordinado, y para tocar preciso de una orden de mis jefes”, cuenta.

Antes de entrar a casa después del trabajo, el ritual necesario de cada día, Elielson se quita la ropa y se higieniza. La salud de su esposa, Miriam, embarazada de seis meses y medio, y de Elielson Junior no deben ponerse en riesgo.

“Cuando el virus pase quiero volver a mi música, al trabajo, a ver a mis amigos y a compartir momentos con la banda. Y, claro, seguir emocionando a las personas, ayudar a que Río vuelva a estar linda otra vez”, piensa. “Me gustaría que me llamasen de algún programa de TV, pero eso ya no lo puedo controlar” (AA).



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