El director de orquesta argentino que se enamoró de Turquía

Tulio Gagliardo se dejó cautivar por la amistad y la sinceridad de la ciudad de Esmirna, donde vive desde hace 11 años.

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El director de orquesta argentino que se enamoró de Turquía

Aunque el director de orquesta argentino Tulio Gagliardo había vivido en diferentes ciudades europeas, fue la ciudad turca de Izmir (Esmirna) la que finalmente le robó el corazón. Allí se mudó, hace 11 años, junto con su familia.

“Este lugar para mí es muy especial. Mi orquesta y nuestra ópera es de gran calidad, trabajamos de forma muy compatible con mis amigos aquí”, afirma Gagliardo.

Según dice, “las relaciones familiares y de amistad entre Turquía y Argentina son muy similares. Esta cercanía cultural ha afectado mi preferencia”.

Después de dirigir 20 óperas, 40 operetas y más de 2.200 conciertos en Francia, Italia, Ucrania, Bulgaria, República Checa y Rumania, Gagliardo decidió ir a Esmirna en el 2006, junto con su esposa Alicia Varela y con sus hijos Jennifer, Christopher, Gian Gabriel, Micaela y Ethan.

Desde 2007, Gagliardo ha trabajado como director de orquesta de festivales en la Orquesta Pública de Izmir. Y en el 2013 él y su familia se convirtieron en ciudadanos turcos.

“Me enamoré de Turquía”

Gagliardo, quien nació en la ciudad de Buenos Aires y que también había vivido en España, le dijo al corresponsal de la Agencia Anadolu que se sorprendió por la gran diferencia entre lo que había oído y lo que vio cuando llegó a Turquía.

“Cuando llegué aquí, la primera vez, fue una gran sorpresa para mí. Había escuchado cosas acerca de la cultura turca, pero cuando llegué aquí el ambiente que vi y las cosas que sentí fueron diferentes. De hecho quedé estupefacto. Me enamoré de Turquía. Aquí me quedaré y radicaré”, cuenta Gagliardo.

Este director de orquesta dice que Turquía es muy especial para él. “Mi orquesta y nuestra ópera es de gran calidad. Trabajamos de forma muy compatible con mis amigos aquí. Antes de decidir mudarme aquí no pensaba que pasaría el resto de mi vida con mi familia en este lugar”.

Gagliardo explica que a pesar de que Argentina y Turquía son dos países muy distantes, sus culturas son similares. De hecho cuenta que las relaciones en Europa son débiles y frías, y que allí no encontró la costumbre de visitar a amigos y familiares.

Aunque su ritmo laboral es muy estricto, por lo que tiene poco tiempo libre, cuando encuentra un espacio, comparte su tiempo con su familia en Karaburun, un distrito de Esmirna donde hay muchas playas.

“El verano lo pasamos en Karaburun. También tengo estudiantes y a ellos les doy clases. Me encanta la comida turca porque amo las especias. Me encanta el pescado, amo cocinar; soy un buen cocinero”.

La ventaja es que tanto él como su familia hablan muy bien turco, y lo aprendieron muy rápido, por lo que Gagliardo dice estar feliz con su familia en Turquía.

 

(AA)



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