El cantaor Miguel Poveda y al sumiller Josep Roca funden su arte

El laboratorio, uno de los rincones del Celler de Can Roca donde se destilan aromas es hoy (ayer) el lugar de encuentro, el lugar donde brota la poesía del nuevo trabajo del cantaor Miguel Poveda.

Mientras el gran Josep Roca sigue con su pócima en la cocina donde la orquesta de creadores toca delicadamente su partitura, vamos en busca del maridaje perfecto.

Entre uno de los caldos favoritos de este camarero de vinos, como él se hace llamar, y la música.

Poveda asegura que haría muchas piezas distintas. Cada rincón de este lugar es fuente de inspiración, sentencia.

Miguel Poveda nunca antes había entrado en el Celler, en la bodega, en este lugar de culto. Pero en cada visita guiada que hacen los comensales, suena su voz sin piel. Arropado por sus tesoros, Josep Roca descorcha sus recuerdos de niñez.

"Nosotros hemos crecido en un bar de barrio, cargado de esa manera de vivir de la gente de Andalucía".

Miguel Poveda se embriaga de esas memorias, Y destila puro arte y canta. Raíz y sentimiento fundidos.

Nuestro experimento, un lujo. Un improvisado público aplaude. Y ustedes no las oyen, pero las botellas de Jerez, también.